
En un contexto donde la obesidad y sus consecuencias metabólicas afectan a millones de personas en todo el mundo, aún existe una visión simplificada del problema. Cada vez es más evidente que la localización y el tipo de grasa corporal son factores clave que pueden marcar la diferencia entre un organismo sano y otro en riesgo. Más allá de la grasa subcutánea, es decir, la que se acumula bajo la piel, existen depósitos de grasa menos evidentes, como la grasa intermuscular (IMAT), que se acumula entre los músculos y que podrÃa desempeñar un papel crucial en el desarrollo de enfermedades metabólicas. Comprender cómo y dónde se distribuye esta grasa puede ofrecer nuevas pistas para prevenir y tratar trastornos como la diabetes tipo 2, la hipertensión o las enfermedades cardiovasculares.